El título y el cartel despistan, porque no estamos ante una película de monstruos al uso, o ante un rollo fantacientífico cutre tipo "El caiman humano". Es mucho más un drama de terror psicológico, con ambición, lujuria y demás. De hecho, si nuestro gorila es real o no queda a la interpretación de cada cual. Es una película con tremendas limitaciones y la enjundia que tiene la saca sobre todo de unos diálogos más trabajados de los que suele tener este tipo de cine y sobre todo de su plantel, con Raymond Burr (siendo malo, como siempre), Barbara Payton, actriz con una vida dificilísima que murió muy joven, Lon Chaney o Tom Comway. Se supone que el papel de Burr iba a hacerlo Chaney, pero estaba ya muy envejecido, especialmente por su adicción al alcohol, por lo que lo hizo Burr. Entretenida y cortita, no llega a la hora, se deja ver con facilidad.