Como indico en el título de la crítica, la secuela de la revolucionaria "Matrix" tiene todo lo que tiene su anterior entrega elevado al cubo a excepción del argumento, que sigue en su línea.

En su incesante lucha por la protección de la especie humana Neo, Morfeo y Trinity descubren que un agente del sistema (Smith) se ha puesto rebelde y quiere apoderarse de todo Matrix, dominar las máquinas y hacer desaparecer a los humanos. Para evitarlo, además de enfrentarse a clones de Smith, nuestros intrépidos protagonistas deberán hurgar más en las raíces de Matrix, para comprender mejor qué pasa y cómo pueden arreglarlo.

Se muestra también el refugio de los últimos humanos supervivientes, cosa que yo personalmente agradezco.

La estética permanece como en la primera entrega, pero quizás un poco más sofisticada; el ritmo no decae en demasía y la acción se ve multiplicada. El guión sigue la línea del anterior, pero abre tanto directa como indirectamente nuevos interrogantes y la música bastante acertada para cada escena.

Cumple con el conocido tópico de "Segundas partes nunca fueron buenas", pero se deja ver.