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davilochi rating:
8
Documentary When Yugoslavian-born filmmaker Emir Kusturica isn't busy directing films like Crna Macka, Beli Macor and Dom Za Vesanje, he plays guitar with the No Smoking Orchestra (aka Zabranjeno Pusenje), a ten-piece ensemble that blends the folk music styles of the Balkans with the anarchic energy of rock & roll; the group has won a large and devoted audience in Europe for their witty, raucous music, which often features lyrics that are pointedly ... [+]
Language of the review:
  • es
January 31, 2010
5 of 5 users found this review helpful
Hay que reconocer que la descripción que Filmaffinity hace del documental no se corresponde con la realidad que podemos observar en éste o, al menos, eso es lo que yo he creído ver. Aunque ésta hace esperar más tengo que confesar que ha sido fascinante poder introducirse dentro de este peculiar grupo musical, observar como se relacionan; ver el making-off de "Unza Unza Time"; la excelente combinación de planos de viejos videos caseros con los live del grupo y la entrevista. En general el montaje es excelente y los planos ofrecidos son, en muchas ocasiones, de una melancolía que encoge el alma, por lo que a mí respecta me han inspirado gran cantidad de sensaciones. Es un documental que va en busca del alma del espectador y, por supuesto, ha de ser visionado por todo aquel que se considere fan del trabajo de Kusturica y de la música de The No Smoking Orchestra, porque sino tiene poco sentido. Stribor deja una joya al reconocer que "La cualidad de una obra de arte no es sólo decir lo que uno sienta o quiera, sino sorprender allá donde nadie lo espera". Creo que el hijo de Emir no ha heredado la genialidad de su padre sino que, claramente, ha desarrollado la suya propia, lo cual es difícil cuando se tiene un padre como el suyo. Personalidades fuertes, como bien puede verse en el documental. La disolución de Yugoslavia representó para todos ellos un shock tremendo, al igual que la campaña de bombardeos de 1999 sobre Belgrado. En cierto modo han tratado de reflejar esto en el documental. Para mi gusto me quedo con las escenas finales porque, de un modo u otro, son completamente inesperadas y ponen la guinda al pastel con ese lirismo del que sólo un balcánico podría ser capaz.
davilochi
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