Este thriller psicológico es una metafórica experiencia que juega con el concepto de la muerte y la pregunta de si existe algo en el otro lado. Lo que se va entendiendo es que lo que ocurre aquí va más orientado a la muerte espiritual, ya que la muerte siempre se ha usado para definir el final de la vida terrenal. Pero también existe la muerte espiritual o existencial, que es la ausencia del deseo de vivir y vagar como un alma en pena. Anna parece estar sometida a una especie de lección sobre no haber aprovechado la vida como debía. Las imágenes a las que está sometida deja muchas interpretaciones abiertas. No se entiende si eso es producto de las inyecciones o si ella ha perdido la cordura o si realmente se encuentra en un limbo. La película es bastante ambigua y deja un sabor amargo, pero se siente algo poética la forma en que utiliza a Anna para hablar sobre la muerte como algo existencial y simbólico y no solo como algo físico. Mi calificación final para esta película es un 8/10.