El film relata, en tan solo una secuencia, en tiempo real y sin mostrar nunca al asesino, la pesadilla de las 69 víctimas mortales, decenas de heridos y las personas ilesas, para intentar huir de los disparos de Anders Breivik en Utoya, isla cercana a Oslo, durante el verano de 2011. El plano secuencia que sigue a Kaja y su grupo de amigosos en su vagar por la isla intentando huir del tiroteo indiscriminado con grandes dosis de tensión y dramatismo que se muestran terriblemente veraces. Uno de los grandes aciertos del largo, además de la escalofriante interpretación de la protagonista es que la historia no se centre en el asesino, como haría cualquier película de cine americano convencional y comercial, si no en las víctimas, lo que le da un enfoque tremendamente realista a la película.