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vircenguetorix rating:
6
Adventure In 18th-century France, a young man masquerades as an actor to avenge his friend's murder.
Language of the review:
  • es
September 30, 2007
29 of 45 users found this review helpful
Rafael Sabatini fue un escritor de segunda fila dentro del género de aventuras, sus novelas son infinitamente peores que las de Salgari, Karl May, Verne o Haggard por citar algunos, pero tuvo la suerte de ser más británico que italiano –su madre era inglesa y escribía en ese idioma sus libros y fue espía de Su Majestad en la SGM- y la pérfida Albion siempre agradece a sus súbditos tal distinción con la posteridad.

Sus libros, cargados de un foribundo antiespañolismo, no fueron como digo gran cosa, sino fuera por Hollywood que convirtieron al capitán Blood y sobre todo a Scaramouche en personajes casi mitológicos.

De esta segunda novela, quizá su mayor éxito, y de su versión cinematográfica trata esta crítica, nunca mejor dicho, ya que “Scaramouche” tiene algunas virtudes y bastantes defectos.

Las virtudes son evidentes. Es complicado encontrar muchas películas en toda la historia del cine que superen la calidad esgrimistica de lo que se puede contemplar aquí. Si Stewart Granger está bien con el acero, Mel Ferrer está de Juegos Olímpicos y medalla a la buchaca. Impresionante.

Las dos actrices espectaculares, Eleanor Parker notable y Janet Leigh sobresaliente, con una belleza sin par. Y funcionan muchas cosas más, pero no voy a ser un abrazafarolas que ya hay muchos por la web.

En realidad el problema de la película es la propia historia y su absoluta falta de verosimilitud. Cuando se habla del superhombre de Nietzsche, algunos citan a Tarzán o a Conan. No, que va, el superhombre es Scaramouche. Sólo a él -y en un breve espacio de tiempo- le está permitido aprender a manejar el florete y derrotar al mejor espadachín de Francia; a convertirse de la noche a la mañana en un actor triunfante en todo el país, que enmudecería a los actores del método; o a protagonizar los discursos y desenvolvimiento como parlamentario nacional que hace que sea la envidia de la Carrera de San Jerónimo; y por supuesto llevarse todas y cada una de las mujeres de calle...

Al director George Sidney nunca se le dio bien este tipo de género cinematográfico y lo realizó impulsado por el éxito de “Los tres mosqueteros”, sin embargo hay momentos que se nota que es lo romántico –donde mejor se mueve- lo que más le interesa traicionando al espíritu del libro y del guión. Además Stewart Granger le falta el sentido de humor para dar la gracia necesaria a Scaramouche, personaje bufonesco, alejado del galán nobiliario típico de este magnífico actor británico. Aún así felicitaciones por el intento, en una de las actuaciones más complicadas de su carrera.

En general que mal ha entendido y se ha acercado Hollywood a la historia de Francia, casi igual de mal que a la de España.
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