Uno de los mejores aspectos de esta película es que nos sitúa enfrente de tantas teorías modernas sobre las relaciones. Estos intentos de querer explicar, desmenuzar e ingerir con el raciocinio lo que es tan obvio, claro y hasta fácil como los sentimientos. En este caso Harry en principio parece más inteligente, emocionalmente hablando, que Sally, pero pronto esta le contagia de sus ideas y va perdiendo un poco el norte. Así, mientras se aclaran, nos van ofreciendo momentos verdaderamente geniales, con diálogos muy divertidos, pero también muy cargados de sentido. Entiendo que por lo aparatosa haya quedado para los restos la escena de Sally fingiendo un orgasmo en la cafetería, pero hay otras tan buenas o mejores que esa (spoiler) que merecen ser mencionadas.

No sé si el lector convendrá comigo en que la cosa va empeorando cada vez más, y si ya Harry y Sally hace un porrón de años tenían serias dificultades para entenderse, amorosamente hablando, ahora rodar una película parecida sería imposible. La gente no se mira, ni queda. Harry y Sally se verían o intuirían a través del móvil, y se querrían o no dependiendo de lo que el otro pusiera en su whatsapp. Se pasarían horas intentando explicarse el sentido bueno o malo de las fotos, los emoticonos y demás, y cuando quedaran volverían a estar pendientes del móvil para, a su vez, ver qué han puesto otros contactos. Definitivamente, qué suerte tenían.