Aquí la llaman Marie. Que palidezca Galdós o el populacho mismo: ni el personaje del primero ni la Regente María Cristina apodada por el segundo podrían comparársele.

Mujer (que ya no muchacha) que supuestamente llega, ve y vence. Y todo ello en una situación que haría huir al más pintado. Me extrañó sobremanera que el resto del reparto femenino no sintiera la llamada del lesbianismo y se le avalanzara encima, porque señores, según el guionista ella es el no va más. ¿Que usted no la ve para tanto? Ya somos dos.

Aunque se vela al resto de las apariciones femeninas para resaltar a Binoche destacar a la actriz que interpreta a Cara, una de las hijas del protagonista. Guapísima, acapara muchos planos y me parece una buena revelación. Steve Carell interpreta con acierto un personaje que nos roba el corazón por tierno y patosillo.

En cuanto a la película en sí misma es una inteligente oda a la familia, donde todos somos al natural, sin artificios, donde buscamos el calor y el consuelo. Está llena de momentos tiernos y divertidos, podríamos reconocernos en algunos de ellos. El enamoramiento que surge y que se convierte en el centro de la historia es el aglutinador de todo ello. Es, digamos, la excusa perfecta.

Ideal para todos los públicos.