Una cosa es exigir el realismo y otra, muy distinta, es exigir un poco de verosimilitud. La primera tiene que ver más con una característica que ha sido impuesta por occidente en la mirada sobre el arte en general, es decir, el arte es “mejor” cuanto más se asemeje a la realidad y esto, desde hace algún tiempo, fue cuestionado por las distintas vanguardias que introdujeron nuevas expresiones del arte, totalmente reconocidas y aceptadas, pasando a ser una cuestión de gustos y del sentimiento que genere una obra por sí misma, como obra y no como semejanza de algo. La segunda es una característica fundamental a la hora de referirnos al cine y es, a la vez, algo que a la mayoría de las producciones estadounidenses les cuesta demasiado.
Tal vez porque para las productoras los films deben ser “taquilleros” o porque se debe hacer hincapié al sex-appeal de las estrellas de Hollywood para recaudar millones en publicidad…no lo sé. Lo que sí sé es que, en mi opinión, solo consiguen arruinar historias interesantes.
¿Cuál es la necesidad de recurrir siempre a persecuciones en alta velocidad? ¿Acaso no hay policía de tránsito en Berlín? ¿Cómo es posible volver a encontrarse con un mismo taxista en menos de cinco días en Buenos Aires (imagínense en la capital de Alemania)?
Es un nuevo film protagonizado por Liam Neeson, decepcionante y para el olvido…una lástima, la historia no estaba mal, me gustaría ver una remake europea.