En Colombia decimos de algo que no queda bien en ningún lugar, porque se acerca más al producto huero que a la obra sólida, que no es ni chicha ni limonada. Supongo que en México han de tener mejores expresiones para referirse a este mismo caso. Efectivamente, eso es lo que pasa con esta película. A punto de cocinarse como una obra mayor del cine de horror latinoamericano no queda en nada. No deja nada, no aproxima nada; solo se queda en la apuesta infundada de una familia que sobrevive de un "ritual" que no se sabe de qué habla, de una cacería que debería tener "algunas condiciones", y que peca por la misma altivez de los personajes que se las dan de violentos y solo gritan y miran con el entrecejo fruncido. Pobre propuesta la de esta película.
He leído que algunos piensan que "hay una precuela" que saldrá sobre esta película, tratando de suscitar una expectativa por las faltas cometidas y los vacíos dejados, como si todo fuera fruto de una intencionalidad provechosa; sin embargo, es demasiado optimista pensar que salga algo más de lo que ya es el texto mismo para observar y evaluar.