Me considero parte de una generación en la que productos como Ghostbusters resultaron ser ideales para demostrarnos que el cine era una divertimento inteligente y emocionalmente lleno de vitalidad. Los populares cazafantasmas luchan, pero lo hacen con excelente sentido del humor; los cazafantasmas posan de grandes científicos, pero son torpes en sus maniobras; los cazafantasmas son cuatro hombres que sacuden el alma de una época y se quedan en el corazón de una generación para siempre.
Esta no es una película grandiosa, pero sí es un clásico, un clásico que no buscaba serlo, de ahí que tenga mayor mérito, porque cada vez que la miramos vemos los grandes actores que han sido Murray, Aykroyd, Ramis (que en paz descanse ahora), Ernie Hudson (luego famoso y premiado por Oz), y hasta el sin querer queriendo cómico Rick Moranis. Nada qué agregar a la siempre sensual Sigourney Weaver...
Es una película para una generación que siempre la tendrá como referente de lo que fue, de lo que dejó ser. Es cierto, cine así ya no se ve, para bien y para mal.