Una de las intenciones de Tom Cruise al iniciar la saga "Mission: Impossible" fue el de crear una serie de películas que aunque tengan en común el respetar el espíritu de la serie homónima, fuesen totalmente diferentes entre sí, contratando a directores que aportasen su estilo narrativo y visual. Si en la primera parte se apostó por Brian De Palma (uno de los grandes del cine actual), en esta segunda parte se fichó a todo un experimentado del cine de acción, el oriental John Woo, con claras intenciones de crear una enorme película de acción excelentemente rodada. Se consiguió.

"Mission: Impossible II" es una grandiosa película de acción, donde priman las escenas rodadas con muchísimo glamour cinematográfico, una puesta en escena formidable y con un estilo visual característico de las primeras películas de Woo, auténticas obras maestras del cine de acción. Porque al fin y al cabo la película es un cómic frenético con un Tom Cruise formidable en su papel de héroe, con un tópico triángulo de amor a tres bandas.

Con unos diálogos de Robert Towne más profundos que en lo que a primera instancia pueda parecer, el film es un constante acierto. Si bien su principal atractivo es el estilismo absolutamente magnífico aportado por Woo, todos los tópicos que se puedan encontrar en ella no sólo no restan calidad al filme, sino que le dan un empaque absolutamente magnífico de película de acción clásica, con personajes muy caricaturescos pero efectivos y unas intenciones claras de realizar una historia gráfica en movimiento.

Todas las piruetas visuales que sabiamente Woo incluye quedan mejor que nunca, convirtiendo a "Mission Impossible: II" en la primera gran película de acción de la década, el modelo a imitar por muchos realizadores y en definitiva una muestra clara del logro estilístico en el cine de acción.