Daniel Monzón es un habitual del festival de Sitges. Un director curtido con una extensa y sólida filmografía que regresa de visitar Toronto y Venecia con su “Celda 211” bajo el brazo y que ha dejado una estela de aplausos y ovaciones. Pero comenta que es en España donde se valorarán todos los flancos conceptuales y narrativos de su película aunque hable de temas universales. Junto con el brazo derecho de Alex de la Iglesia Jorge Guerrikoechevarría (“Los crímenes de Oxford”, “El día de la Bestia”, “Crimen ferpecto”, etc), Daniel ha seguido la historia de un motín en una cárcel de Zaragoza. Un filme enjaulado en el que la espuma va subiendo con el drama, la tensión, la acción y uno, agarrado a los brazos de la butaca, se caga en la ostia apretando los dientes y preguntándose de qué forma puede acabar todo. Respaldado por un catálogo de personajes apoyado por las mejores interpretaciones de nuestro cine en años, Lluis Tosar, Marta Etura, Antonio Resines y el novel Alberto Amann (¡vaya desvirgue que ha tenido el chaval después de hacer teatro!). Esto huele a goya(s), amigos. Y además, es un manual en práctica para “el buen guionista”; situaciones retorcidas, personajes en contraste, injusticias, contradicciones que hacen partícipe al espectador, ironías mortíferas y, sobre todo, un recorrido con el protagonista que comienza siendo un buen chico y que, por las circunstancias en las que se inmiscuye, acaba haciendo aquello de lo que renegaba. Joder, habiendo tenido en nuestras carteleras “Pagafantas”, comedia, “[REC]2”, terror adrenalínico, y “Celda 211”, drama monstruoso, a ver quién leches se atreve a cuestionar a la industria nacional, ¡y mucho menos a sus guionistas!