Ligeramente irregular en su planteamiento, cuenta con ciertos altibajos hacia mitad de la obra que le cortan el ritmo, pero eso se ve compensado con la tremenda explosión final que violenta al espectador a observar la verdadera cara de lo que representa gran parte de la sociedad francesa, y por extensión, el futuro del protagonista que depende de todos los estamentos y burocracias de esa sociedad para poder cumplir su sueño de montar un restaurante.
Nuevamente aparece el problema de la inmigración en Francia, pero el valor de este film es ese Yo contra el mundo del protagonista, desoyendo consejos, inmerso en complejas situaciones familiares, trando de demostrar con argumentos poco convincentes que su idea de un restaurante árabe no es una locura y que puede llegar a ser viable.
La familia del protagonista es el otro elemento que contribuye en la evolución de la historia, y que siempre esta presente para bien o para mal, la esposa, la ex-esposa, las hijas, el hijo adúltero, la nieta cuya procaz danza del vientre es uno de los momentos clave, todos los mimbres de la historia se van desarrollando hasta desembocar abruptamente en un final con las cartas boca arriba mostrando juego.