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el pastor de la polvorosa rating:
4
Drama ‘MR. TURNER’ explores the last quarter century of the great if eccentric British painter J.M.W. Turner (1775-1851). Profoundly affected by the death of his father, loved by a housekeeper he takes for granted and occasionally exploits sexually, he forms a close relationship with a seaside landlady with whom he eventually lives incognito in Chelsea, where he dies. Throughout this, he travels, paints, stays with the country aristocracy, ... [+]
Language of the review:
  • es
January 31, 2015
21 of 31 users found this review helpful
El pintor romántico se sitúa ante la naturaleza como un niño ante un lenguaje desconocido. Los colores, portadores de misteriosas propiedades, son como los sonidos de ese idioma, tan remoto como fascinante; y, como sabe todo estudiante de idiomas, para ser capaz de reproducir un sonido es preciso haberlo distinguido antes a través del oído. El genio de Turner consiste en haber llevado al lienzo colores que, antes que él, nunca nadie había visto.

Sin embargo, la película dirigida por Mike Leigh constituye una muestra de lo contrario: hemos visto cientos de veces esa fotografía cuidada y preciosista, esas interpretaciones sólidas y convincentes, e incluso esas pinceladas de crítica social, tanto de índole cómica (la pedantería y vanidad de los artistas e intelectuales), como dramática (el personaje de la criada, a la que el protagonista es incapaz de ver como mujer debido a su condición social).

En una escena que me resulta bastante forzada, Turner entona el lamento de Dido (de la ópera Dido y Eneas de Henry Purcell). Parece un guiño de los guionistas hacerle repetir las palabras del estribillo, “remember me, but forget my fate”, a modo de divisa opuesta al empeño de la película: recordar no sólo al artista sino también el destino del hombre y sus lados oscuros.

Al principio, la escena del afeitado lo compara directamente con un cerdo. A partir de ahí, por medio de pequeños detalles sutiles e inconexos, la película va erigiendo (muy, muy lentamente) la justificación de ese extraño señor Turner en tanto que hombre de su época –como él mismo afirma de Claudio de Lorena en defensa de su pintura frente a las críticas de Ruskin; a este último se lo presenta, por cierto, como un relamido hijo de papá.

El mayor problema es que la película no nos dice apenas nada de interés sobre el artista, y que lo que muestra sobre el hombre resulta aburrido y en última instancia poco relevante: parece una mera excusa para un ejercicio de pastiche pictórico –del que la fotografía no se aparta ni siquiera en las escenas de interiores, tan ajenas a la obra de Turner. En resumen: una decepción, y una muestra más del cine que aspira al prestigio cultural por los temas que aborda, y no por la forma en que lo hace.
el pastor de la polvorosa
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