Cine sin artificios ni adornos innecesarios, "La usurpadora" es una película que roza lo sublime, simple, directa y emocionalmente brillante. Cuenta una historia de amor, donde (no nos engañemos) el director ha querido plasmar una historia atemporal; y lo ha conseguido. Con una interpretación magnífica de Irene Dunne y una realización tan discreta como concisa, John M. Stahl consigue dejar para la historia de sus películas, un drama por el que no pasa el tiempo y a la altura de lo mejor que podemos ver de Douglas Sirk. Una película desconocida, una joya escondida entre lo mejor que uno pueda encontrar de las historias de amor en el cine clásico....(o no).