Mucha espectación generaba esta película que ha confirmado la preocupante línea descendente que está tomando Tarantino en su carrera. Si ya decepcionó con su aportación en Four Rooms, este intento de homenaje al Grindhouse confirma las teorias mas pesimistas.

Aunque las comparaciones son odiosas, tratándose del bueno de Quentin son inevitables, especialmente con sus dos óperas primas que se han convertido en clásicos del cine de culto. Para empezar, de los hilarantes y alocados diálogos de Reservoir Dogs o Pulp Ficition sólo parecen quedar en esta película los tacos y la ordinariez. El resto se reduce a interminables charlas de adolescentes algo guarrillas sobre sus relaciones sexuales.

Por otra parte, los personajes, obviando el hecho de que salvo Kurt Russell, el resto está para nominación de Razzie, no logran llamar la atención del espectador, que en ningún momento ve mas allá de las suculentas curvas de las actrices. Como ya he dicho, lo único salvable es el acertado papel de Russell, quizá algo desaprovechado.

El argumento parece algo improvisado y cogido con hilos, demasiadas dudas para lo que se esperaba de este film. El giro argumental y el final me parecen bastante lamentables, lo que hace que te quedes con peor sabor de boca.

Peeeeero, por otra parte, no todo van a ser palos para esta película, y es que....

Para empezar, he de confesar que me he divertido viéndola, y mucho además, lo he pasado como un enano con las escenas de violencia gratuita, de sangre, choques y vísceras rodando por la carretera. Ver al mas perverso Tarantino recreándose una y otra vez en la escena del primer choque no tiene precio.

Si a eso le sumas los constantes guiños al cine de serie B, al Grindhouse, a Kill Bill, le pones su buena música y alguna que otra frase que queda en tu memoria un par de días y por qué no decirlo, actrices que son apetecibles floreros que con solo poner en movimiento el baile de la mariposa haga que algo se mueva entre tus pantalones...pues mira, resulta que no ha sido del todo 1 hora y 53 minutos tiradas a la basura.

El listón estaba muy alto pero como siempre, el que no se consuela es porque no quiere.