Los dos asaltantes de un banco se encuentran con el cajero poco después y en realidad resulta ser tan pícaro como ellos al proponerles dar un golpe más importante. Los personajes resultan ser auténticas caricaturas y este western hispano-italiano parece una especie de tebeo puesto en imágenes pues todo está configurado como si se tratase de una historieta del oeste dibujada. No se sacó demasiado partido a un argumento relativamente interesante y hay situaciones que se resuelven de forma burda y apresurada. A nivel visual el film está fotografiado de manera muy eficaz. No siempre mantiene atento al espectador y conforme va avanzando el metraje va disminuyendo el interés ambiental. Hay algunas escenas a las que se les imprime el tono adecuado mientras que otras resultan ridículas. Eduardo Fajardo demuestra su versatilidad en un registro genérico totalmente opuesto al que tuvo en ciertas producciones de Pedro Masó como "Las nenas del mini-mini" o "Las adolescentes" en las que interpretó a padres serios y muy preocupados por sus hijos y su caracterización para el grotesco personaje que aquí le toca convence aunque el lucimiento no sea excesivo dada la escasa lucidez de un guión poco equilibrado por su tono indefinido. Anthony Steffen se muestra bastante inexpresivo pero su interpretación es discretamente aceptable. Hace su papel y ya está. Es un western que podía haber alcanzado un resultado un poco más destacable si no fuera por los defectos de la narración y las reiteraciones que ofrece. Sin embargo puede contentar a los incondicionales del género porque tiene justo lo suficiente para hacerlo. Película desequilibrada y muy irregular.