Muchos dábamos la saga de Rocky Balboa por finiquitada. La película del 2006 fue estupenda y era el broche perfecto para cerrar la saga del mítico boxeador. Sin embargo, el cine quería sacar más provecho de este ejemplar personaje.
Para rejuvenecer hay que renovarse, y eso fue lo que pasó en esta ocasión.
Con Sylvester Stallone bastante mayor, había que darle la oportunidad a otro.
El hijo de su amigo y antiguo rival, Apollo Creed, quiere hacer historia en el mundo del boxeo y no hay nadie mejor que el Potro Italiano para guiarle hacia el éxito.
El resultado fue mejor de lo que cabía esperar con Michael B. Jordan haciendo una interpretación ejemplar en todos los aspectos y Stallone dándole todavía más profundidad a su papel de Balboa.
Hay momentos realmente tristes con los que no contábamos...
Las escenas finales de entrenamiento son, como de costumbre, sumamente emocionantes.
El final no se queda atrás y resulta estupendo.
Me alegro de que hicieran esta película. Era muy arriesgada, pero afortunadamente salió a pedir de boca. Una gran película de boxeo y drama.