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Spain Spain · Málaga
Nuño rating:
6
Comedy. Drama Young middle-class Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio), a hard-partying, drug addicted New York stockbroker and owner of the company Stratton Oakmont, refuses to cooperate in a massive securities fraud case that involves widespread corruption on Wall Street and in the corporate banking world, including mob infiltration. Based on the autobiography by Jordan Belfort.
Language of the review:
  • es
April 27, 2016
11 of 12 users found this review helpful
[Scorsese revisa una vez más su prototipo de héroe-villano predilecto; el exiguo tipejo ambicioso que persigue la gloria aun a riesgo de que ella misma le devore. Sigue fascinado por el ciudadano Charles Foster Kane de Orson Welles, y confecciona una réplica acorde a los tiempos]

1. Jordan Belfort, personaje principal, es pérfido y abyecto. Sus actividades son pérfidas y abyectas. Sus compañeros de fechoría son pérfidos y abyectos. Scorsese los retrata con tono delirante y cómico. Ni les exculpa, ni les adula, ni les da profundidad: los caricaturiza. No creo, pues, que la meta de 'El lobo de Wall Street' sea el encomio del capitalismo, la oda al consumo o la apología de las drogas. Hay una ridiculez manifiesta en todo lo que acontece en pantalla, que impide a un adulto con capacidad de raciocinio suficiente tomarla en serio.

2. Si el escepticismo persiste, Scorsese procura zanjarlo con la escena del metro, hacia el final de la película, como contrapunto serio a las tres horas de festival del dislate. Una declaración de amor, escueta, concisa, al hombre de a pie.

3. Belfort no termina la película con un ajusticiamiento o una redención. Ni siquiera con culpabilidad. Belfort termina la película dando charlas sobre cómo triunfar en el mercado bursátil y hacerse rico, porque así es como ha terminado fuera de la ficción: asesorando a futuros tiburones, que atesoran sus consejos con fruición, en forma de antología de la ruindad. La historia de Jordan Belfort es, en parte vodevil, en parte biopic (el soliloquio de McConaughey, el lanzamiento de enanos, incluso la esperpéntica escena del Lamborghini, parecen ser ocurrencias reales, y no invención total de Winter y Scorsese).

'El lobo de Wall Street' podría ser apreciada, pues, como una comedia disparatada, con mensaje. Divertida, de narración ágil y diestra, excesiva e indulgente y en la que, pese a todo, asoma la sempiterna preocupación de Scorsese por la moral del hombre moderno, tema medular de sus obras más personales.

...

Curiosamente, y yéndome a ramificaciones extra-cinematográficas, la dimensión que más me sorprende de 'El lobo...' es una que quizás ni se ha propuesto conscientemente: la de experimento social. Resulta irónico, sorprendente y, en realidad, terrorífico, que la expresión que más prevalece entre mis allegados al hablar de esta película sea la de envidia. Y más escabroso resulta que lo sea en una sociedad que, aparentemente, tanto condena al fraudulento, al corrupto y al veleidoso. La historia de Jordan Belfort, vista en un telediario nacional y con la cara de algún político o banquero español, provocaría repulsa inmediata: presentada con simpatía, en una ficción americana, consigue la aprobación de jóvenes y no tan jóvenes, que "flipan" con la envidiable capacidad de Belfort para la extorsión, para el despilfarro de dinero y para drogarse sin caer muerto. Quiero pensar que no reparan en la naturaleza real de lo que están viendo, y por eso quieren ser Jordan Belfort; es decir, el Jordan Belfort de la película. Si lo que envidiamos es ser Jordan Belfort, a secas, realmente estamos interpretando el papel de indignados realmente bien.

Gracias.
Nuño
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