Hilarante y genial clásico 52 de Disney, mejor de lo que su trailer muestra, y casi desafiante de la propia Pixar, a pesar de distanciarse nuevamente de los clásicos cuentos de hadas, su guión y, especialmente, su increíble diseño visual y colorido convierten la película en una de las mejores de animación para la retina del ojo humano. A pesar de anunciarse como un homenaje a los videojuegos ochenteros, lo cierto es que se pasa la mayor parte de la película en un homenaje contínuo por el mundo de las miles de chucherías diferentes que todos conocemos, diseñadas de un modo tan realista que parece estar nadando en puro mundo de golosina, no se dejan ni un solo artículo de caramelo y con el mejor realismo. Aunque no pude verla en versión 3-D porque el horario en que la ofrecían era bastante malo, resignándola a horario infantil, la verdad es que no creo haberme perdido gran cosa ya que la versión normal se ve auténticamente de lujo y no es la primera película de animación que veo en 3D y no aporta prácticamente nada a la versión normal. Los personajes son divertidísimos, sobre todo Vanellope con su humor irónico y sus insultos tan divertidamente ofensivos. La verdad es que se echaba de menos un poco más de homenaje al mundo de los videouegos como estaba previsto, ya que apenas vemos brevemente al Dr. Robotnik, Bowser, la Princesa Peach de lejos y al Champiñón de Mario entre la basura, y una breve mención de Mario además de ver a Sonic el erizo en un anuncio publicitario sobre la vida de los juegos fuera de ellos. Además, toda la propia película se convierte así mismo en un propio videojuego con su villano final sorpresa en una espectacular batalla final. Muy original historia que encantará a grandes y pequeños, con tierno mensaje de fondo, y sobre todo endulzará los ojos con su fabuloso diseño visual, incluso encantará a los menos fans de Disney por su libertad de guión en algunos personajes algo menos dóciles. Y, además, con un hermoso y romántico cortometraje de regalo inicial.