Simon Kinberg, director y guionista de este filme, también estuvo detrás del guión de X-Men 3: The last stand, el otro filme en el que aparecía Fénix Oscura. Así que fue culpable, a medias, de la tercera parte de los X-Men originales, considerada la más floja, y que mundanizaba, y de qué manera, a alguien tan poderoso en el Universo Marvel como Fénix. ¿Remordimientos? No contento con tal lamentable adaptación comiquera, Kinberg ha rehecho la historia para aproximarla más al mundo de los cómics, aunque con guiños y situaciones de su filme precedente.

Película y cómic comparten lugares comunes, como la identidad cósmica de Fénix, o la influencia que en su mente ejercen otras fuerzas malignas, el "Hellfire Club" en los cómics y los M`Bari en el filme. De los X-Men 3 retoma la escena de la visita a la casa familiar de Jean Grey, escena fundamental en ambos filmes por lo que conlleva para los protagonistas.

Aunque mejora a X-Men 3, que iba por otros derroteros, no tiene mucho más que ver con el cómic que lo descrito, transformándose en una suerte de "John Wick" mutante en cuanto a la exageración de los combates, en los que se lleva la palma el personaje de Magneto, por muy decepcionante que resulte el combate final. Sin embargo, el filme no falla en el reparto "adulto", sino en el advenimiento de los jóvenes X-Men, así la protagonista Sophie Turner no transmite nada en absoluto, aburre y no causa empatía. Es un daño colateral del éxito de "Juego de Tronos", no tiene nivel para encabezar un blockbuster; igual le pasa a una Tormenta del montón y a un Cíclope que tampoco da la talla. Claros fallos de casting que se arrastran de los anteriores filmes.

El resultado es un filme del montón, sin más ni más, aunque entretenido, pero que no permanecerá en la memoria de los aficionados al Universo X Men. Le falta épica y sentimiento.