Lo cierto es que vi la película por segunda vez y mi opinión sobre ella mejoró cualitativamente. No sé si es debido al montaje, que en un primer visionado no acabé de percibir el mimo, la intención, y el detalle interpretativo de cada secuencia... pero la verdad es que se nota que tras 7 años dándole vueltas, aquí hay mucha calidad por parte de Mikel Rueda. Tal vez falta presupuesto, tal vez falta alguna escena con fuerza, pero la montaña rusa de sensaciones a flor de piel está muy bien construida. El rompecabezas cobra sentido y es una gozada entender bien el repertorio de expresiones y silencios de Germán Alcarazu.

Lo mejor: la banda sonora, los actores, y las intenciones de Rueda (aunque no se salga del todo con la suya).
Lo peor: que le falte una pincelada, una escena, un diálogo, fisicalidad, un barniz que revista lo que de joya ya tiene la cinta. Nunca sabremos si fue cuestión de tiempo o presupuesto, porque de talento andamos sobrados...