Los Siete Magníficos nos lanza de lleno al western más original, saltando por encima a algunas producciones como Django o Los Odiosos Ocho, en cuanto a lo que fidelidad al género simboliza. Una lástima que no podamos decir lo mismo de su guión, ya que aunque tiene un comienzo prometedor y una preparación interesante, llegará a cansarnos debido a su lentitud.
No hay duda de que se trata pues, de una producción ideada para presentar escenas épicas y ver lucirse a los personajes.

Los actores son capaces de darle vida a la película, salvando la triste actuación de Haley Bennett, quien pretende resaltar al personaje femenino consiguiendo impresionar al público con una lastimosa interpretación de chica guerrera pero débil e inservible.
Aunque el protagonismo cae con peso sobre Denzel Washington y de una forma no tan pesada sobre Chris Pratt, un punto interesante de la película es la brillante capacidad de acercarnos al resto de los "Siete Magníficos". El resto de actores no quedan en ningún momento como grandes segundones, sino que podríamos decir que todos rivalizan con Denzel por el protagonismo.

James Horner, por su parte, es capaz de hacernos llegar de una manera un tanto silenciosa a aquellos años 60 donde el western era un rey en el cine. Como tributo musical acabará dejando mucho que desear ya que la música de este género suele tener una fuerza que está presente en casi toda la película, mientras que en Los siete magníficos acaba pasando tan desapercibida, que muchas veces tendremos que pensar en ella para escucharla.

Finalizaré explicando que la película tiene cierto voto de confianza para aquellos amantes del western y que desean con fuerza el resurgir de este género. La película al menos nos puede mantener interesados si no sucumbimos a la pastosidad de algunas de sus escenas y nos sumergimos en la historia de este remake.