Hace poco descubrí a Pete Holmes con esta su serie Crashing. Es un poco blanda y convencional, con una trama llena de tópicos y en la que después de una dolorosa separación por adulterio, acaba durmiendo en los sofás de los amigos, todo para cumplir su sueño de ser cómico, mejor dicho, de ser cómico famoso y poder vivir de su ingenio.

A veces miro hacia atrás y pienso que he sido cosas que ya no soy creo que podría haber sido cosas que ya nunca seré. La vida pasa y nunca seré critico de cine, aunque escribir en esta web, satisface esa espinita. Nunca seré jugador profesional de tenis, ni tampoco humorista-monologuista como Pete Holmes. Cuando era joven y me planteaba un futuro profesional, un humorista en España era un contador de chistes en la tv o un imitador de programas de nochevieja. Pero con el nuevo milenio surgieron muchos nuevos cómicos que hacían monólogos, al mas puro estilo norteamericano y siempre he pensado que hubiera valido para ello.

Pete Holmes cumple su sueño y el mío, actúa para diferentes tipos de público a base de pico pala, pico pala, empezando desde abajo, repartiendo flyers para poder actuar gratis.
Lo mejor de la serie son los acompañantes de los que se rodean, un reparto de cómicos cojonudos y no conocía a ninguno de ellos, bueno a T.J. Miller, sí.

Merece la pena ver el mundillo de los locales de comedia Nueva York y la visión que da la serie de la ciudad. Como decía Joaquín Reyes con acento ruso: ¡Viva la comedia, gente maravillosa!