Reconociendo que no merece ni una línea de crítica el truñete que nos ocupa, solo escribiré unas pocas palabrillas para rogar encarecidamente a la fábrica de bodrietes televisivos canadienses que tengan un poquito de piedad con los espectadores, un muchito de trabajo en los guiones y en las interpretaciones y otro poquito de orgullo profesional.
Los escenarios de Ontario dan para historias de mucha imaginación y también para regalarnos las dosis de intriga, suspense, tensión y hasta sorpresa que merecen los que se aventuran a verlas.
No desdeñen a sus potenciales fans de las tramas con l@s psicópatas de turno.
Currénselo porfi.
Merci.