Isaki Lacuesta se ha agotado, vaciado, olvidado de hacer cine. El que antaño fuese uno de los nombres clave del nuevo cine español, con películas estimulantes como "La leyenda del tiempo", se ha dedicado los últimos dos años a grabar una película con amigos que tras estrenarse en el Festival de San Sebastián evidencia algo muy triste: que no merecía la pena sacarla a la luz, porque es una cosa infame, imposible de aguantar durante su visionado. "Murieron por encima de sus posibilidades" es su título y su premisa apuntaba bien, como una sátira salvaje de los tiempos que nos ha tocado vivir y como una puerta abierta a la reflexión a través de los códigos de la comedia negra. Lo que parece habérsele olvidado a Isaki es que no es el más listo de la clase y que por mucho que quiera parecerlo, lo que hace es de un pobre que espanta. El guión, basado en un humor cercano al de una serie rollo "Escenas de matrimonio", apunta a lo popular para buscar una conexión pero lo único que consigue es que nos llevemos las manos a la cabeza por pura vergüenza ajena.

Que se ve -y se entiende- que es un trabajo hecho sin dinero y tirando de contactos (amigos ilustres), pero de la misma forma, se anticipa que su única justificación para haber sido estrenada en el Festival de San Sebastián es la de perpetuar aquella broma de mal gusto que fue otorgarle al premio principal del certamen en 2011 con su torpísima "Los pasos dobles", que por cierto, en comparación a ésta gana muchos enteros. Lacuesta se cree gracioso y trata de extender la locura que ofrecía el arranque del último film de Álex de la Iglesia ("Las brujas...") pero no tiene chispa, ni nada más allá de la intención de ser una especie de "Airbag" del siglo XXI. Si ya aquella película Ulloa me parece bastante cuestionable, aquí tenemos más bien un "Torrente" hecho sin ningún tipo de talento. Menos aún que el de los films de Segura, quiero decir, con unos problemas de ritmo que no se pueden perdonar y una capacidad para remarcar los despropósitos que rara vez se han visto en un festival de cine. Que habrá quien la defienda, tiene que haber de todo; pero no seré yo. Un bodrio abominable.