Una película maravillosa, que a pesar de que revive una auténtica salvajada que, por desgracia, fue una realidad... intenta demostrar que el amor existe y que por la felicidad de alguien a quien quieres se hace lo que sea. En este caso, el amor lo representa un padre que intenta hacer ver a su hijo, en medio de miedo y tragedia, que lo que se estaba convirtiendo en un asesinato a niveles impresionantes, tan sólo era un juego. Luchó porque el pequeño siguiese vivo y no sufriese, ni quedase marcado, ni recordase un sólo momento de angustia o temor, y finalmente, a pesar de todo, lo consiguió.