Afro Samurai es una serie simple y directa, con un planteamiento sin ninguna complicación. Esto se puede apreciar en su duración: cinco capítulos de poco más de 20 minutos cada uno. Verdaderamente, se hace corto, y al final te quedas con ganas de más.

Afro Samurai es el nombre del protagonista, quien de pequeño vio la muerte de su propio padre. En el mundo en el que tiene lugar la serie hay dos cintas: la del número uno y la del número dos. El número uno es como un Dios y, para conseguirla, necesitas tener la número dos. El personaje de Afro es muy básico pero está muy conseguido. Las líneas de diálogo se pueden contar con los dedos de una mano. Es frío, no le importa quién se interponga en su camino, y es letal con su espada. Junto a él, siempre le acompaña Ninja Ninja, un negro que habla más que otra cosa y prefiere estar fuera de problemas. Sin duda, un gran personaje, muy divertido.

La historia tiene poco recorrido, debido a lo evidente. Tan sólo trata el recorrido de Afro hasta llegar a Justice, el asesino de su padre, defendiéndose de todos los que salen a su paso. Pero gracias a los flashbacks en los que se cuenta la infancia de Afro, se consigue dar una profundidad palpable a la historia.

Además, la serie da gusto verla. La combinación de un samurai negro, un mundo sacado de una película del Oeste y tecnología de nuestros días. Lo mejor de todo es que no desentona. Al leer esto, puedes pensar que es una chorrada, pero visto en escena da gusto. La estética es una preciosidad, resaltando la sangre que no para de salir durante toda la serie. Resaltar el diseño de Afro y Justice sobre todo, aunque todos son muy buenos.

Lo dicho, deja con ganas de más. Sorprende que una propuesta tan sencilla, corta y excéntrica resulte ser tan buena y satisfactoria.