Secuela de la película de 1993 protagonizada por el actor belga, ahora con su sucedáneo Scoot Adkins como protagonista. Últimamente el cine y la tv mira mucho hacia los años ochenta y noventa. Adkins da vida a un boxeador que mata accidentalmente en un combate a su amigo, sumiéndole en los remordimientos, por lo que acaba en el sudeste asiático, en el mundo de las peleas clandestinas. Entonces aparece en su vida Robert Knepper, y si, aciertas, interpreta su enésimo papel de malo malisimo. Un promotor de peleas clandestinas que le convence de aceptar una pelea, farsa que esconde una cacería oculta, donde unos millonarios: la hija de un magnate ruso, un torero español (sí leíste bien, un torero incluido entre los carniceros. Chapó) un cazador americano sureño y su hijo, etc Todos ellos intentarán darle caza con las armas más variadas.

Lo mejor:
Los escenarios naturales selváticos.
Da lo que promete.
La buena coreografía de las escenas de artes marciales.

Lo peor:
Scott Adkins no es Van Damme.
Su director no es John Woo, sino Roal Reiné, un experto en hacer secuelas de calidad inferior, como las de "Death race" " El rey Escorpión" "Persecución extrema" "Tras la línea enemiga" etc
No aporta nada nuevo a la película de los noventa. Y de hecho, yo recomiendo recuperar aquella antes que ver esta.
Los largos y aburridos intervalos entre pelea y pelea.

Si buscas solo acción, y no te importa mucho que la trama esté diluida, y sea una mera excusa para la pirotecnia, pues adelante.
Mi nota media: 4.2. Lo siento pero no llega al cinco.