Pues me ha gustado. No sólo porque me ha parecido entretenida, sino porque me ha descubierto una historia, y eso, a las personas curiosas como yo, nos encanta. Como digo en el título, es una película de aventuras de las de siempre, con un pelín de violencia incorporada, pero sin el maquillaje artificial de los grandes escenarios digitales a los que nos tienen acostumbrados últimamente en este tipo de films selváticos. Tampoco tiene persecuciones ni batallas en las que los personajes se mueven en coreografías. Acción hay, pero no empalaga. Recomendable para una tarde de invierno y manta. Luego, a leer quién fue Sir James Brooke.