Tal y como reza el título, esta película es pura poesía. Por ello es puro arte. E indefectiblemente es una auténtica maravilla.

Oliverio, el protagonista, tiene una fuerza interior tremenda, y busca una trascendencia espiritual a través de dos caminos: su poesía y un alma gemela con la que poder volar.

Oliverio quiere levitar de éxtasis no con el orgasmo, sino con la compenetración (y por qué no decirlo, penetración) casi mística que busca, y que no sabe que ha encontrado hasta que se ve a sí mismo consiguiendo el fin de su búsqueda.

Una muy interesante cinta que nos habla de los recovecos internos del ser humano, de la búsqueda del yo más interior y profundo que llevamos a cabo día a día cada uno de nosotros, con un buen guión y unos magníficos diálogos.

Una película que todos aquellos que dicen amar el buen cine deberían ver. Con una secuela desastrosa, dicho sea de paso.