Click here to copy URL
antonalva rating:
6
Drama A young man who is curious about his deceased parents' past takes a food journey to Singapore where he uncovers more than just delicious meals.
Language of the review:
  • es
November 21, 2018
12 of 15 users found this review helpful
Quizás lo más justo que se pueda decir de este menú asiático es que te permite saborearlo con apetito y glotonería e incluso llegue a conmover al paladar indulgente, aunque se le note un regusto meloso, fruto de una condimentación acaramelada y festivalera que, si bien no acaba de malograr el conjunto, resulta demasiado melindroso y complaciente. Es decir, las costuras de las buenas intenciones culinarias acaban siendo demasiado evidentes y, al final, el plato resultante se asemeja más a una cadena de comida rápida, por completo alejada de la alta cocina ‘fusión’ que pretende alcanzar. Siendo la primera película que veo proveniente de Singapur, no sé si esa equidistancia entre cocina autóctona y préstamos culinarios forasteros es un rasgo nacional o sólo fruto de esta simpática creación de bazar pintoresco.

Lo peor es un guion cuya estructura y progreso resulta demasiado rígido, anquilosado y evidente, como si se tuviera miedo de dejar que los atribulados personajes se desenvolvieran con libertad por una trama que se va desvelando poco a poco, pero que desde un comienzo estaba trazada con tiralíneas y sin posibles sorpresas incómodas. Sin embargo, lo mejor para un espectador occidental – como es mi caso – es que te permite obtener información sobre una remota parte del mundo y las consecuencias funestas y desgarradoras de la II Guerra Mundial en Asia, algo que casi siempre hemos visitado desde el punto de vista norteamericano y que por lo tanto reducía los matices y condicionaba la atención en unos detalles que a buen seguro ni tan siquiera habríamos tenido en consideración.

El exiguo microcosmos familiar que retrata, entre pucheros, cuencos y fogones, resulta sin duda entrañable. Aunque nos podamos perder los matices del lenguaje – se utilizan varios dialectos chinos, así como el japonés – la realización y los diálogos dejan claro todo aquello que nuestro poco diestro oído es incapaz de aprehender. Y así nos adentramos no sólo en los misterios de la cocina asiática, sino que de paso asistimos a una clase de historia ejemplar, que nos permite comprender las heridas del pasado, las afrentas del recuerdo, las amarguras de las víctimas anónimas – que, si bien pudieron ganar la guerra, perdieron sin remisión la vida – que pavimentan los olvidos y que cimientan nuestros desmemoriados días. Sólo por eso – y por alguna escena conmovedora que llega hasta el fondo del más obtuso corazón – merece la pena ver esta alambicada propuesta singapurense. La emoción es universal y conmoverse por el dolor y el perdón ajeno, por distante que éste sea, nos hace más humanos.

Lo dije al principio: hay trampa y cartón piedra. Pero si nos dejamos arrastrar por el íntimo retrato familiar hecho añicos, disfrutaremos de un suave manjar.
antonalva
Did you find this review interesting and/or helpful?
arrow