M.A.S.H. de Robert Altman, es una comedia dramática bélica que ironiza sobre la guerra de Corea. Dirigida con un ritmo vigoroso, realiza una obra osada y atrevida para la época en que se rodó, ya que el país estaba en plena guerra. Y tiene un resultado raro y peculiar, lleno de un humor negro, que no ha resistido con efectividad el paso del tiempo.
Tiene una fotografía sugerente e impactante por momentos, aunque tratada con bastante burla. Una música alusiva y variada, con sonidos competentes y estimulantes que acompañan el film con acierto. Unos planos y movimientos de cámara originales, y bien trabajados. Y sobre todo, unos diálogos ácidos, ingeniosos, agudos y mordaces, que son el verdadero centro cómico del film, llenos de un humor negro, emulado en posteriores cintas cómicas.
Las actuaciones, son en su mayoría auténticas y genuinas. Con Donald Sutherland carismático y fascinador en uno de los papeles principales, Elliot Gould competente y adecuado en su personaje, Tom Skerritt notable y cumplidor, Sally Kellerman espléndida y cautivadora, recordada por su apodo de "labios ardientes", y Robert Duvall realizando un papel más sobrio e insustancial que el resto.
El guion, es hilarante y jocoso en algunos momentos, y desde luego agradable y divertido en gran parte del film. Con toques de comedia negra y bromas algo pesadas por parte de los cirujanos, en su afán incansable de reírse de todo lo que les rodea, y quitar así, el máximo hierro posible, al dramatismo de la guerra en la que se encuentran envueltos. Usando una narrativa simpática y graciosa, sobre todo por parte del que usa el micrófono del campo, que suelta comentarios desconcertantes y absurdos, que serán del agrado de todos.
Para finalizar, cabe resaltar también, los vestuarios y caracterizaciones bien elaborados estéticamente para transportarnos al lugar, al igual que los decorados. Pero en líneas generales, la considero una obra llena de un humor insólito, que solo es efectivo en ocasiones. Y aunque es algo amena y entretenida, es algo decepcionante por no cumplir al 100%, con la fama que la precede de obra esencial y necesaria, dentro de las grandes obras del séptimo arte.