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Maldito Bastardo rating:
1
6.7
235
TV Series. Comedy. Drama. Romance
TV Mini-Series (1975). 2 Episodes. A group of old friends have a tradition of going to a public bathing house on New Years eve. Occasionally too much vodka and beer makes two of them unconscious. The problem is that one of them (Sasha) has to go to Leningrad but another one (Zhenya) goes. Zhenya wakes up at Leningrad airport. Believing that he is still in Moscow he takes a taxi and goes home. The street name, building and even apartment ... [+]
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- es
December 11, 2011
15 of 24 users found this review helpful
¿Cómo dejar claro a un espectador que esta comu-retro-bluff-tv-movie-troiska de tres horas, dividida en dos episodios, es un pedazo bodrio ruso? ¿¡Cómo!? Si alguien se mete en Imdb verá que tiene un 8,6 de media (sí, más que “Ciudadano Kane” aunque muchos menos votos) y hasta hace poco en Filmaffinity ¡se acercaba peligrosamente! ¿Qué les pasa a los rusos? ¿¡Qué les pasa!? No sé si será la gelatina de pescado con espinas, que pasan el bodrio allí todos los años por navidad y quién la ve lleva veinte litros de vodka en sus venas o que las gafas de pasta gruesa, que luce de vez en cuando el protagonista, producen una terrible hipnosis en público o crítica. O tal vez el roce hace el cariño.
Tampoco sé si esa ‘ironía del destino’ de la que habla el filme de Eldar Ryazanov se traslada al propio espectador desquiciado con la aberración que observa. Ni por longitud, grosor, textura y sabor “La ironía del destino, o goce de su baño” llega ni al muy deficiente. El planteamiento inicial es original aunque cogido con pinzas rusas: los edificios y barrios se habían creado tan a molde durante los 70 que uno puede, por circunstancias del destino, acabar en la misma dirección, portal y piso sin darse cuenta que se encuentra en otra ciudad completamente distante.
Para que se me entienda por qué digo que es un B-O-D-R-I-O:
— La película da, como mucho, para un cortometraje y acaba en tres insoportables horas.
— Durante esas tres traumáticas horas se nos repite la historia del baño de vapor unas veinte veces…
— Cada vez que uno de los protagonistas coge una guitarra se marca una canción te hace añorar que EEUU no atacase con armas nucleares a la URSS.
— La dirección de Ryazanov, auspiciada por un libreto de Braginsky que hace recordar los vodeviles casposos (y también braginskys) de Lina Morgan, no le llega ni a la suela de los zapatos al porno setentero ni mucho menos a cualquier cinta de Mariano Ozores.
— Hay un momento homenaje involuntario o renovación del efecto Kuleshov pero sin sopa, ni niña ni ataúd. Un primer plano de Hipólito con una cara digna de un funeral que corta a su misma cara en la misma secuencia con una sonrisa de ceja a ceja… Sí, ella estaba tocando su guitarra…
— Los subtítulos no ayudaron nada: «mamá chévere», «babieca», «cuervos lentos» o «Tú eres un vaina» entre millares de ejemplos.
— Y las traducciones de los poemas rusos bordan el ridículo. En el spoiler el mejor ejemplo:
Tampoco sé si esa ‘ironía del destino’ de la que habla el filme de Eldar Ryazanov se traslada al propio espectador desquiciado con la aberración que observa. Ni por longitud, grosor, textura y sabor “La ironía del destino, o goce de su baño” llega ni al muy deficiente. El planteamiento inicial es original aunque cogido con pinzas rusas: los edificios y barrios se habían creado tan a molde durante los 70 que uno puede, por circunstancias del destino, acabar en la misma dirección, portal y piso sin darse cuenta que se encuentra en otra ciudad completamente distante.
Para que se me entienda por qué digo que es un B-O-D-R-I-O:
— La película da, como mucho, para un cortometraje y acaba en tres insoportables horas.
— Durante esas tres traumáticas horas se nos repite la historia del baño de vapor unas veinte veces…
— Cada vez que uno de los protagonistas coge una guitarra se marca una canción te hace añorar que EEUU no atacase con armas nucleares a la URSS.
— La dirección de Ryazanov, auspiciada por un libreto de Braginsky que hace recordar los vodeviles casposos (y también braginskys) de Lina Morgan, no le llega ni a la suela de los zapatos al porno setentero ni mucho menos a cualquier cinta de Mariano Ozores.
— Hay un momento homenaje involuntario o renovación del efecto Kuleshov pero sin sopa, ni niña ni ataúd. Un primer plano de Hipólito con una cara digna de un funeral que corta a su misma cara en la misma secuencia con una sonrisa de ceja a ceja… Sí, ella estaba tocando su guitarra…
— Los subtítulos no ayudaron nada: «mamá chévere», «babieca», «cuervos lentos» o «Tú eres un vaina» entre millares de ejemplos.
— Y las traducciones de los poemas rusos bordan el ridículo. En el spoiler el mejor ejemplo:
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Desde hace años, en mi calle adorada,
los pasos de mis amigos marcan su ida.
A esa negrura tras las ventanas agrada,
de mis amistades, la lenta partida.
¡Oh, soledad!, ¡Tienes carácter bestial!
Con un compás de hierro, brillante,
cierras el círculo de modo glacial,
sin oír baldías aserciones punzantes.
Deja ponerme en tu bosque de puntillas,
en el extremo de una acción dilatada.
coger hojas y acercarlas a mi barbilla,
y sentirme, por la orfandad, deleitada.
Otórgame, de tus bibliotecas, la calma
y de tus conciertos los graves motivos.
Y, sabia al fin, olvidara mi alma
a quienes han muerto o aún están vivos.
Conoceré la sabiduría y el pesar,
y su razón oculta me fiarán los objetos.
La naturaleza en mí se va a recostar
y pronunciará sus infantiles secretos.
Y entonces, de la sombra y los sollozos,
de la infeliz ignorancia del ayer
los rasgos de mis amigos, preciosos
otra vez van a surgir y a desaparecer.
Los rasgos de mis amigos, preciosos
otra vez van a surgir y a desaparecer
los pasos de mis amigos marcan su ida.
A esa negrura tras las ventanas agrada,
de mis amistades, la lenta partida.
¡Oh, soledad!, ¡Tienes carácter bestial!
Con un compás de hierro, brillante,
cierras el círculo de modo glacial,
sin oír baldías aserciones punzantes.
Deja ponerme en tu bosque de puntillas,
en el extremo de una acción dilatada.
coger hojas y acercarlas a mi barbilla,
y sentirme, por la orfandad, deleitada.
Otórgame, de tus bibliotecas, la calma
y de tus conciertos los graves motivos.
Y, sabia al fin, olvidara mi alma
a quienes han muerto o aún están vivos.
Conoceré la sabiduría y el pesar,
y su razón oculta me fiarán los objetos.
La naturaleza en mí se va a recostar
y pronunciará sus infantiles secretos.
Y entonces, de la sombra y los sollozos,
de la infeliz ignorancia del ayer
los rasgos de mis amigos, preciosos
otra vez van a surgir y a desaparecer.
Los rasgos de mis amigos, preciosos
otra vez van a surgir y a desaparecer