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United States United States · Raccoon City
Maldito Bastardo rating:
3
War John Marion Stryker is the ultimate Marine, a tough rifle squad leader who in 1943 is assigned a squad of new recruits saddled with three veterans and an old enemy of Stryker's from previous duties in the Far East. One recruit in particlar is a source of friction with Stryker, Peter Conway, whose father was Stryker's CO at Guadalcanal and who felt his son was too soft and cowardly to be a Marine. The squad grows more and more resentful ... [+]
Language of the review:
  • es
January 19, 2007
36 of 66 users found this review helpful
Revisar películas antiguas (bélicas o no) puede deparar resultados contraproducentes. Pasar de “Sin novedad en el frente” o “Senderos de gloria” a “Arenas sangrientas” supone un cambio de tocar el cielo del buen cine con contenido a descender a los infiernos del cine vacuo y cómico involuntariamente.

Puede que nos quejemos de puro vicio con los acercamientos al cine bélico de Eastwood, Malick o Spielberg, pero el retrato de la batalla de Iwo Jima de Allan Dwan me resulta prácticamente insalvable.
Se centra más en el entrenamiento en su arranque y potencia el drama romántico incluyendo momentos de humor. Tranquilos todos, Wayne se enciende su cigarro y aquí no pasa nada, la guerra está ganada: acciones heroicas, soldados moribundos que escupen sus últimas palabras en forma de frases trascendentes para el recuerdo, pausas para el café de las tres, insertos documentalistas a lo Ed Wood y desenfocados imborrables realizados por el involuntario tembleque del operador de cámara.
Clichés y más clichés…

Con diálogos del tipo: “¿Tu crees en la intuición? - Sí y en las mujeres” está ofensiva va a ser todo un éxito y con una “memorable” secuencia en la cubierta del barco y una pizarra tenemos al espectador en los bolsillos (del descojone y vergüenza ajena).
No es la única: otra joya fílmica en forma de ataque con su espada de un “samurai” japonés al dios Wayne, un irreprochable catálogo de muertes cutres para la posteridad y la sensación de que esta Iwo Jima parece Torrevieja en temporada alta, aunque sin sombrillas y con mucha arena volcánica.

La colocación de la bandera es simplemente vomitiva y de un ignominioso patriotismo barato, aunque la moraleja final, “fumar mata”, agradará a los más radicales de la liga antitabaco.
Maldito Bastardo
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