Película a modo de documental que se acerca a lo que en realidad son los exorcismos. No me refiero al procedimiento ni a los casos porque no soy ningún experto ni pretendo serlo, sino a lo que esconde en realidad dicho ritual.

Ashley Bell ha conseguido lo mismo que la niña de El Exorcista, es decir, que cada vez que la veamos la identificaremos con esta película. Destacar sobre todo, su gran papel en esta película, no sólo cumple sino que también brilla.

Quizás lo más oscuro de la película, y con oscuro me refiero a lo que menos me gusta, sea la “norma no escrita” de cerrar obligatoriamente una película de terror a la hora y media de metraje, salvo excepciones de buenos recuerdos, la mayoría se ajusta los 90 minutos y ésta no es ninguna excepción. Lo que conlleva a hacer el final “deprisa y corriendo” como dirían nuestras madres.

Lo mejor: El ambiente, la profundidad, el realismo y nuestra Ashley Bell.

Lo peor: La velocidad turbo de algunas escenas.