Los deliciosos (y antológicos) títulos de crédito anuncian al espectador el tono con que Frears va a contarle la historia: un tono amable, elegante y desenfadado. Y a ello se ajusta, eficazmente: el toque BBC proporciona la ambientación suntuosa, refinada, envolvente, como los secundarios: en la primera mitad, la amiga de la sra. Henderson aporta regocijo con sus réplicas típicamente "british".
Por su parte, los protagonistas resuelven con arte y oficio la responsabilidad de impulsar la película (Hoskins con más oficio que arte, al revés que Dench).
El tono prometido en los créditos se mantiene según va siendo contada la historia del teatro de la sra. Henderson, tiñéndose de alguna reflexividad al estallar la guerra.
Sin aspavientos, mediante aceptables números musicales, al furor bélico se opone la fiesta, el baile, el goce, el sexo.
No hay más pretensiones, y por tanto se puede aceptar con agrado (un 6 muy cercano al 7).