Tres astronautas perciben en un planeta lo que podrían ser señales de vida extraterrestre. Cuando bajan a investigar localizan una nave exactamente igual que la suya. Lo que encuentran dentro les cambiará para siempre.

El encuentro con lo imposible suscita respuestas variadas entre los tres tripulantes, que tratarán de encontrar respuestas verosímiles y racionales a lo que han visto. Especialmente interesante es la postura del capitán (un convincente Jack Klugman, en su tercera aparición en la serie), personaje que se nos presenta reacio en un principio a seguir la pista a ningún alienígena, y que luego irá desarrollando una serie de teorías, típicas de la ciencia ficción -viajes en el tiempo, extraterrestres dotados de extraños poderes-, con las que intentará convencer a sus hombres de que todo lo que ocurre es, hasta cierto punto, lógico, y que no representa un obstáculo insalvable.

Pero la genialidad de Richard Matheson, en un episodio magníficamente rodado por Don Medford, estriba en que partiendo de un argumento de género nos acabe hablando del alma humana, del deseo de supervivencia, de la necesidad de la esperanza y, por último, de la aceptación, temas todos ellos fácilmente comprensibles para cualquiera.