Click here to copy URL
Mexico Mexico · Ciudad de México
Iván Rincón Espríu rating:
8
Drama Ben (Viggo Mortensen) is a devoted father of six children. They live a secluded life in the isolated forests of the Pacific Northwest. The children, who never come into contact with any other people, are raised on a rigorous physical and intellectual schedule. They hunt for their own food, with large, serrated Bowie knives. When their mother, who's been hospitalized due to a number of mental ailments, commits suicide, the children want ... [+]
Language of the review:
  • es
December 27, 2016
3 of 3 users found this review helpful
Capitán Fantástico, de Matt Ross, es una película de crítica irónica, sardónica y subversiva, sabiamente anti religiosa, anti sistema social, anti sociedad de consumo, anti cultura de la simulación hipócrita, una lección anti solemne acerca del valor del conocimiento, de la vida en armonía con la naturaleza y de la autenticidad (un homenaje a Noam Chomsky, de paso). Cine de autor, independiente y alternativo, su mayor mérito es el guión escrito por el propio director.

Una familia de papá sabio, rebelde y temerario (Viggo Mortensen), con seis hijos de variadas edades, es comuna tribal medio jipi en el bosque y prescinde casi por completo de la "civilización": sus integrantes cazan, recolectan, siembran, cosechan, producen y cocinan su comida, hacen ejercicio regulado, además de practicar meditación y natación, entrenar alpinismo y defensa personal, entre otras cosas, como en excursión de "deporte extremo", pero de por vida; son también grupo musical en torno a la fogata bajo las estrellas. El papá es "todólogo", maestro de todo, que lo explica sin rodeos ni eufemismos, con una objetividad que raya con el cinismo; asigna lecturas y las supervisa. En el lenguaje familiar hay palabras "ilegales", como "interesante", por ser un término ambiguo y evasivo. También está prohibido burlarse de la gente con defectos, a menos que sean cristianos, y la burla en este caso es sorprendentemente divertida. Los niños articulan frases panfletarias y doctrinarias ("el poder para el pueblo, el pueblo al poder, abajo el sistema") con sus acciones y un pensamiento extrañamente libre. Ideologizada en extremo, la familia está entrenada por igual para lidiar con la sociedad cuando sale de su aislamiento a conseguir dinero y hacer algunas compras (o robar, si es necesario), aunque el hijo mayor tiene dificultades para desenvolverse con muchachas de su edad, a falta de práctica.

La representación de la vida en familia comunal por una película honesta no pretende ser idílica y habría resultado bastante aburrida sin conflictos y hasta rupturas; de ahí que su desencuentro con la "civilización" suponga un contrapunto: el sentido práctico de la ignorancia y el rechazo del conocimiento por la mediocridad quedan brillantemente de manifiesto en una plática de sobremesa, cuando unos niños saben que Nike es la diosa griega de la victoria y otros niños saben que es una marca de artículos deportivos y se burlan de los niños ilustrados, que tienen principios y valores éticos superiores, además de conocimientos. Los papás de los niños ignorantes dicen "protegerlos" de la verdad que supone, por ejemplo, el significado de la enfermedad mental y el sufrimiento, así como del suicidio y la muerte; su educación es evasiva y cobarde. El embrutecimiento con juegos de video representa en este caso una estúpida noción de la normalidad pre-adolescente.

Ante los ojos de la familia físicamente sana, la obesidad es un producto monstruoso y enfermizo de la cultura de consumo capitalista, mientras en la mansión del abuelo oligarca, la acumulación de riqueza material es "vulgar" y excluye una distribución ética de los espacios, entre otras cosas.

Algunos excesos de la película: una de las niñas más pequeñas adorna su búngalo en lo alto de un árbol con cráneos de castores y otros animales, entre los que tiene también un retrato de Pol Pot sin explicación ni objeción alguna del papá. El hijo mayor (personificado por un antiactor de gesticulación exagerada-neurótica-siempre-tensa) se declara "maoísta" sin más fundamento que el enojo cuando el papá confunde la etiqueta con "trotskista" (imposible que alguien medianamente informado confunda la melcocha con la mengambrea). Otra niña pequeña conoce de memoria la Carta de Derechos de los Estados Unidos y, cuando el papá le pide explicarla con sus propias palabras, suelta un choro que también parece memorizado (a falta de una actuación creíble) y que resulta inverosímil en un niño de su edad. El papá se exhibe totalmente desnudo en un parque ante la mirada espontánea de una pareja de ancianos (a los 58 años, por cierto, la condición física de Mortensen es envidiable).

El principio predispone al espectador animalista porque (igual que en La caza, de Thomas Vinterberg) la cacería sirve como símbolo del tránsito viril entre la niñez y la edad adulta, con la única diferencia de que aquí no es un deporte, sino una práctica salvaje de sobrevivencia.

Con esas y otras salvedades menores, el guión en general es sumamente plausible. Salvo también algunas fallas actorales (a Mortensen, por ejemplo, no le salen las lágrimas cuando llora, y aun así está muy por encima de los demás), la puesta en escena es perfecta.

Aunque la película no lo dice, Noam Chomsky es un pensador gringo que postula el "anarquismo social" y el "socialismo libertario" como alternativas a la sociedad capitalista. En vez de la navidad y otras patrañas de índole semejante, la familia festeja cada año "el día de Chomsky" y, en esta ocasión, lo hace con un pastel de chocolate al que agregan crema batida, que roba del supermercado el papá con inconvincente discreción, algo que podría calificarse como anti chomskiano, pero el pecado se perdona porque, para empezar, es una broma y sirve de pretexto para ventilar una de las enseñanzas más ecuánimes en la educación familiar: la argumentación exhaustiva del disenso en aras del consenso.

Matt Ross es más conocido como actor por sus papeles en las series de televisión American Horror Story, Sillicon Valley o Big Love, entre otras. Como guionista y director, Capitán Fantástico es su segundo largometraje, luego de realizar en 2012 el drama romántico 28 Hotel Rooms.

Más que una comedia, este drama fabulesco y sutilmente social tiene un toque de frescura y buen humor como condimento de la crítica para acentuar su tono irónico y su implacable sorna. Moraleja: las críticas más agudas al capitalismo y el occidentalismo suelen surgir de sus entrañas.
Iván Rincón Espríu
Did you find this review interesting and/or helpful?
arrow