Película para el simple entretenimiento, no aspira a otra cosa.
La producción es la típica del mundo apocalíptico australiano; mucho desierto, más calor y personajes sucios, mugrientos y harapientos. Eso no quita que destaque los extraordinarios paisajes desde el punto de vista geológico.
La dirección no sólo no se complica la vida sino que es muy pesada, lenta, reiterativa y con un estilo visual muy requetevisto. Siempre lo mismo. De hecho si se eliminan 30 minutos queda mucho mejor. Hay que tener en cuenta que pasar, lo que es pasar, pasan muy pocas cosas y además escasamente originales. Asistimos a un Déjà vu.
Dicho lo anterior, la historia es muy simple, casi sin desarrollo. Va de tesoros y de la avaricia rompe el saco. A lo que hay que añadir que los diálogos caben en la palma de la mano.
Acerca de los protagonistas poco se puede decir. ¡Los pobrecillos! en un terrible desierto, pasando calor, solos, sucios como condenados a galeras, aburridos y rodeados de fieras. Para lo que había que hacer cualquiera lo hubiera hecho igual.
Resumiendo: se deja ver, algo pesada y no es para volver a verla.