Cinta precisa, con la ambición justa, sin pretensiones fuera de tono pero a la vez interesante. O sea, es una modesta cinta de ciencia-ficción, que no subestima la inteligencia del espectador y que tal vez por no ser pretenciosa, se ve liberada de tener que decir la última palabra sobre este género tan llevado y traído por las grandes productoras.

El director británico Duncan Jones es un cineasta culto que conoce el oficioy en esta película logra llevar a buen puerto una historia que sin ser nueva en su esencia y contando con recursos limitados, pero apoyado en un aceptable guión de Billy Ray y Ben Ripley, junto con su bien hacer, logra digo una especie de juego mental hipervoltado que se puede disfrutar a lo largo de sus bien medidos 87 minutos de metraje. Mantiene la atención e incluso logra una razonable tensión que provoca el interés del espectador. Está muy bien la música en ocasiones trepidante de Chris Bacon, siendo más que aceptable la fotografía de Don Burgess.

En el cuadro actoral destaca el buen trabajo de ese actor importante que es Jake Gyllenhaal, que sabe sintonizar con el público y hacer un rol creíble desde lo increíble. Michelle Monaghan está muy bien al igual que Vera Farmiga en su personaje de militar mujer que conduce al protagonista dándole instrucciones para poder proseguir con su misión, personaje para el que sabe dar el tono correcto. De los principales actores es tal vez Jeffrey Wright el que menos me ha gustado.

La obra tiene un punto de arranque enérgico y eficaz, de esos que ya te noquean nada más empezar: un hombre se despierta en un tren con otra cara y otro nombre. Y al poco sabemos que está sentado sobre una bomba a punto de hacer explosión, pero que puede impedir el desastre.

Hay lecturas ocultas, intenciones quizá no desveladas en el film, sobre todo de las de un mundo feliz donde las caras bonitas brillan sobre el individuo que mira al otro lado de la pantalla.

Concluyendo, en lo que es mi valoración la dirección pasa el corte sobradamente, tiene un buen reparto, una magnífica fotografía, tensión y pálpito hasta el punto final, es emocionante a la vez que puede emocionar, hay un romance creíble y digerible, nada empalagoso, acción en su justa medida y sin exageraciones ni trastos rotos en exceso, un guión que sabe innovar en algunos pasajes, más aun teniendo en cuenta que hablamos del año 2011, con varias tramas de intriga al unísono y de calidad, e incluso puede provocar la reflexión del espectador. Creo que es más que suficiente como para que la pueda recomendar.