Un paraíso construido sobre una baraja de naipes; cuándo caerá? Ese es el argumento base de este melodrama familiar que versa sobre lo que no se ve de nuestros seres queridos, aquello que aceptamos para poder hacer nuestra vida. Con la presencia de dos buenos actores -Chazz Palminteri y Andie McDowell- para conformar esta tragedia no revelada, escondida detrás de la fantasía ideal, que representa esta familia desestructurada que, de forma demasiado dulce, expone sus vergüenzas. Porque, a pesar de lo desvelado, de lo insinuado y no dicho, se queda en un nivel muy corto de la gran historia dramática que podía haber sido. Respetando la opción de no profundizar sino mantenerte en un nivel light, poco abrupto y vertiginoso, entretiene sin caer en el morbo, pasa de puntillas por un tema incómodo y espinoso y redondea el relato con la figura de la Santa Familia; más una corta duración -si no te mojas no tienes mucho que contar ni espacio que ocupar- y una narración en primera persona de la hija menor. Fácil y digerible de ver es cine para todos los públicos.