Endulzar el corazón, dejar volar el alma, soñar, imaginar, alimentar el espíritu con la belleza del amor, sonrisa eterna de tu mirada ingenua, acaramelado pastel, fuego incandescente que mantiene nuestra esperanza..., es lo que buscas en una comedia romántica, que sacie tu hambre más repentina, que calma tu ansiedad más espontánea; si tienes un dulce momento y pones de tu parte podrás encontrar parte de ello en esta comedia romántica de firma mexicana con un protagonista de telenovela y una yanqui gitana-errante, perdida en la jungla del mariachi. La historia de amor es muy tenue, suave evolución ligera que apenas causa explosión ni impresiona al alma; la comedia sólo se encuentra en la peculiaridad y lozanía de un lenguaje muy marcado, palabras específicas con encanto, una forma de hablar reseña indiscutible del país de origen encontrando la chispa y el encanto en unas tiernas melodías cantadas, sonoras canciones embelesadas que hipnotizan cual protagonista de una serenata propia. Sin grandes recursos ni una gran historia logra conmover tu alma, alegrar tu corazón, poner una sonrisa en tu rostro más sereno y gustar a un espíritu bobalicón que ve más allá de lo ofrecido, que encuentra en su interior y en sus ganas fecundas material con el que rellenar lo visionado. Aceptable según tu estado de ánimo; sin mucha intensidad aparece la vena romántica de tu activo caminar, de tu buscador incansable de un alivio para las penas.

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