Una película que está hecha para gustar sí o sí. En primer lugar por cómo han maquillado al joven Jacob Tremblay, que después de impactarnos con su papel en 'La Habitación', en esta ocasión encarna a un chico que tiene la mala suerte de tener una malformación en la cara y eso le hace ser diferente a los demás, pero en cuanto a mentalidad e inteligencia, es alguien que va aportando lecciones con cada una de las personas con las que interactúa.
Difícil no arrojar una lágrima de felicidad o de pena, tiene buenas mezclas de drama y comedia y encima con el amparo de una testimonial Julia Roberts y con Owen Wilson como padres de la criatura que no protagonizan mucho porque deben ser los niños los que deben ser los protas.