Gratificante peliculita de terror con aroma a cuento victoriano, de precisa ambientación y conseguido entretenimiento.

Vale, no es gran cosa. No es más que una peli de sustos. Pues sí… ¡y a mucha honra!

Es lo que tienen las golosinas, que te las llevas a la boca por mero placer, aunque seas consciente de que alimentar, pues no alimentan, pero están de miedo.