La película arranca de un modo tan sutil y a la vez tan directo que situarse en el contexto y empatizar con los personajes es casi inmediato. Buenos diálogos y mucha tensión que parece alcanzar un cénit prematuro en cuanto al suspense. Esa magia que posee Soderbergh para jugar a las historias cruzadas se desmorona cuando apuesta por dar una mayor relevancia a las subtramas menos atractivas del filme.

Pasamos de 0 a 100 para volver a 0 casi sin darnos cuenta. Ya no hay crítica ni denuncia social, solo un conjunto de escenas entre lo patriota y lo cursi. De pronto te preguntas si te habrás dormido durante un buen rato, pero no, el final llega casi con efecto de anestesia.

Otro de los problemas tiene lugar cuando tres grandes actrices sostienen un filme no pueden dejarlo en manos del sexo contrario, ahí radica el gran error de una historia que con más ganas hubiera llegado a ser un referente del género.

Recomendada, sin duda, pero sin mucha expectativa.