Película argentina de la década del '50, en blanco y negro. Refiere la curiosa historia de un ángel de sexo femenino (para los ociosos de Bizancio) que aterriza en el departamento de Angel Magaña y que, paradojalmente y en contraposición a lo que los teólogos sostienen sobre su preeminencia cognoscitiva respecto de los seres de la especie humana, refleja importantes dosis de ignorancia en unos cuantos aspectos de la vida terrestre. Así y entre sus numerosas fracciones de falta de conocimiento adecuado, aunque como se dijo, este argumento presupone cierta irreverencia con respecto a estos seres espirituales (pero inevitables para la eficacia humorística del filme) piensa que una vistosa joya que despierta sus apetencias estéticas puede ser extraida de un negocio del rubro sin pago ninguno, con eventuales consecuencias de índole legal que no se especificarán por razones de spoiler. En conjunto, la película puede considerarse aceptable, con dosis adecuadas de orden humorístico.