14 años después del disgusto por "La hija de Ryan", Lean dirigiría a los 76 su último film (fallecería en 1991 cuando preparaba una adaptación de "Nostromo" de Conrad) por lo que puede considerarse su testamento cinematográfico, si bien claramente no es la mejor de su carrera. Es cierto que como en todas las del gran director inglés hay gusto por los detalles, por el paisaje, por la grandiosidad y por la ambigüedad; ciertas escenas y algún momento de "Pasaje a la India" hacen que por un instante creas que estás ante una de las grandes películas de Lean...pero no.

A su favor, la espléndida ambientación en los años 20, la fotografía y el aire a gran producción que innegablemente tiene, así como la crítica al imperialismo británico, teniendo en cuenta que casi todo en la película está hecho por manos inglesas; la presencia anglosajona en la India duró 300 años y su influencia en la historia, la cultura y la idiosincrasia de Gran Bretaña es comparable a la que tiene América en España...pero, como sabemos, los ingleses no se limitaron a tomar el té y a dar paseos en elefante.

Así, se muestra el racismo que se ejercía contra los los indios, aunque es cierto que apenas hay matices, sólo hay dos bloques y poco o nada se habla de los anglohindúes y demás, en lo que es una visión algo simplista y maniquea, si bien los derroteros de la película son otros, caso del puritanismo, la represión sexual de la época y la insatisfación humana, amén del vacío existencial.

Dos cosas más: hoy Alec Guinness sería defenestrado por la progresía por el "whitewashing" (muy maquillado, hace de brahmán, aunque su personaje es grotesco más por lo que dice y hace), y no se explica por qué le dieron el Oscar a Jarre por la banda sonora cuando es calcada a la de "La hija de Ryan" (ahí sin Oscar) y cuando además suena tan poco.