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Spain Spain · K-PAX
PROT rating:
9
Drama King Henry II of England has trouble with the Church. When the Archbishop of Canterbury dies, he has a brilliant idea. Rather than appoint another pious cleric loyal to Rome and the Church, he will appoint his old drinking and wenching buddy, Thomas Becket, technically a deacon of the church, to the post. Unfortunately, Becket takes the job seriously and provides abler opposition to Henry than his predecessors were able to do. This ... [+]
Language of the review:
  • es
January 4, 2024
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En honor a la verdad, acaso una prueba irrefutable de ignorancia, observo más dotes interpretativas en lo actual que en lo antiguo. Es decir, me gusta más Robert De Niro que Jimmy Stewart, por ejemplo, Tom Hanks que Ray Milland o Emma Thompson que Bette Davis. Hay excepciones, claro, que Cary Grant actuaba bien hasta de espaldas y existieron genios, como Paul Newman, Alec Guiness, David Niven o sir Peter Ustinov, atemporales. Pero lo de este otro Peter (O´Toole) en BECKET queda fuera de todos los parámetros: que me cuente siempre, allá donde esté, pues, entre sus amigos. Fue él, ayudado y bien por Richard Burton, quien hizo de BECKET lo que hoy es BECKET.
Tomás Becket, canciller de Enrique II de Inglaterra, arzobispo de Canterbury y santo de las iglesias católica y anglicana, se enfrentó a su rey en no pocas ocasiones y, especialmente, por el derecho de los tribunales eclesiásticos a juzgar a los clérigos. Su muerte, a manos de cuatro caballeros el 29 de diciembre de 1170, indignó al pueblo soberano y fue la causa de que el monarca, en tela de juicio, tiempo después, tuviera que caminar descalzo hasta la tumba del arzobispo donde obispos y monjes, armados con ramas, lo sometieron a una flagelación penitencial. Enrique tuvo que pasar la noche sobre las frías losas de piedra sobre las que se había derramado la sangre y los sesos del arzobispo y, ocho siglos más tarde, vino a ser elevado a lo sublime por la representación que de él acometió Peter O´Toole en una cinta de la que muchos bebieron con posterioridad. Así, el Ben Affleck de El último duelo, el Oskar Werner de Las sandalias del pescador o el Alfred Molina de El código da Vinci, parecen haber buceado para sus personajes en esta grande operone de Glenville. Tutte Lemkov, violinista en el tejado, por su parte, y escrito sea de paso, surge en ésta más sobrio de lo que surgía danzando por entre las casas de Anatevka.
Muy buena, BECKET, película y hombre que siguen defendiendo que el honor de Dios y el honor del rey deben ser la misma cosa.
PROT
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